Uno de los mayores miedos de cualquier embarazada es poder ser víctima de la toxoplasmosis, por eso hoy os contamos un poco más acerca de esta enfermedad.

Se trata de una patología de origen infeccioso causado por un parásito que puede vivir dentro de las células de los seres humanos y también de los animales (especialmente de los gatos o animales de granja) de ahí que los médicos siempre hagan mucho hincapié en no cambiar la arena de los gatos si estamos embarazadas o no comer embutido.

Y es que el problema radica en que éste es capaz de atravesar la placenta e infectar al feto causando daños en el bebé, tanto en el cerebro, en los ojos, en sus oídos… provocando en algunos casos hasta la muerte.

Ahora bien, ¿cuáles son sus síntomas? Lo peor de todo es que a veces su transmisión puede que no tenga ningún síntoma por lo que es muy importante seguir las recomendaciones del médico ya que puede que hasta el momento del nacimiento no nos enteremos o incluso después ya que al naces puede que no presenten signos pero sí al poco tiempo como por ejemplo: fiebre, piel y ojos de color amarillento, inflamación de los ganglios linfáticos, erupciones en la piel, anemia, convulsiones, flacidez muscular, pérdida auditiva, deficiencia mental, lesiones oculares, etc.

Por lo tanto, si estás embarazada, recuerda que puedes convivir perfectamente con un gato pero no recoger sus cacas o hacerlo con mucha protección ya que si está contagiado, aquí es donde reside el parásito.

La otra vía de infección más frecuente es la carne infectada, por lo que no comas durante este período de tiempo carne cruda, fiambres o huevos crudos. Intenta cocinar siempre las verduras y pela y lava la fruta antes de comerla. Evita también tomar leche no pasteurizada o cualquier producto similar.

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