Ya sabemos lo de las carnes y el pescado crudo y otro tipo de alimentos que no se deben consumir durante el embarazo, pero ¿qué hay de la fructosa?

Un reciente estudio ha publicado cómo un elevado consumo de fructosa druante el embarazo puede provocar alteraciones en la placenta y el el feto aumentando la probabilidad de desarrollar un mayor número de enfermedades en su metabolismo en la edad adulta.

Y ahora quizá os preguntéis, pero ¿qué es exactamente la fructosa? Pues bien, se trata de una sustancia hecha a partir de sirope de maíz que se utiliza para edulcorar algunos alimentos, sobre todo comidas procesadas, bollería, repostería industrial, helados, salsas y bebidas azucaradas. Toda esta lista como sabéis no es muy aconsejable así que menos si se hace en exceso porque podemos terminar con diabetes u obesidad pero también con problemas en la salud de nuestro bebé.

La comprobación se basa en que la fructosa induce un elevado nivel de estrés oxidativo  que se transmite directamente al feto disminuyendo su cantidad de hemo oxigenasa que es un antioxidante que es el encargado de proteger la placente gracias a su poder antiinflamatorio, antiapoptótico, antioxidante, antiproliferativo y su poder de regulador del proceso inmune.

Es por ello que es tan importante que todas las mujeres embarazadas conozcan la importancia de disminuir el contenido de fructosa en su dieta optando por comidas y bebidas de origen natural.

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