Desde el momento en el que nos enteramos que estamos embarazadas las preocupaciones ya vienen a nuestra cabeza, sin embargo, hay determinadas preocupaciones que tenemos en común todos los padres durante el primer año de vida de nuestro bebé.

La primera de ellas es el sueño, el problema es que nos preocupa tanto si duerme poco como si duerme mucho porque le queremos despertar para darle su toma. En cualquiera de los casos, sólo debemos armarnos de paciencia ya que las necesidades de cada bebé varían muchísimo.

La muerte súbita es otra de las cosas que no se nos va de la cabeza debido a los casos que existen y sobre todo porque se desconoce su causa.

Lo cólicos son uno de los clásicos que hacen que se perjudique el ciclo del sueño y que el llanto sea descontrolado sin poder ofrecerles consuelo.

La lactancia también es un auténtico desafío ya que no todos los niños se adaptan bien al pecho o incluso nosotras no generamos la suficiente leche, lo cual puede lugar a que nuestro pequeño se quede con hambre y tengamos que recurrir a la leche de fórmula.

El hecho de introducir alimentos sólidos a nuestro hijo también supone otro obstáculo porque no todos los niños se adaptan y vuelve la angustia sobre todo si decide no comer.

La erupción de los dientes es otro de los cambios importantes que sucede durante el primer año y hace que la piel se les irrite, lloren por el dolor, coman menos y duerman peor.

¿Quién no ha tenido fiebre? Aunque en adultos sea un proceso normal, lo cierto es que unas décimas en un bebé pueden ser todo un problema porque no nos quedamos tranquilos hasta que no se estabiliza.

Son muchas las adversidades a las que nos tenemos que enfrentar, por lo que si necesitas ayuda, consulta con el pediatra y no dejes de leer nuestros consejos para madres primerizas.