Cuando nos quedamos embarazadas se producen muchos cambios a nivel físico pero quizás uno de los más importantes se produce en los genitales.

Por una parte es normal que durante estos meses tenga más vello púbico al  igual que en otras partes del cuerpo aunque una vez se da a luz, vuelve todo a la normalidad.

El flujo se vuelve más denso en la primera parte del embarazo para luego pasar a ser más líquido debido a los cambios hormonales que se van produciendo a lo largo de toda la gestación. Y precisamente por este hecho, es por el que muchas mujeres luego no saben después diferenciar el flujo del tapón. Tened en cuenta que éste último es muy similar a la apariencia de una clara de huevo.

Por su parte, la vagina tiene un tono más elástico, más ancho y alargado porque se comienza a preparar para el parto y que así se facilite la salida del bebé hacia el exterior.

La vulva es también más sensible porque aumenta el flujo sanguíneo que puede provocar que en muchas ocasiones las relaciones sexuales sean hasta dolorosas. Su color también se ve afectado tirando hacia un tono violeta o incluso azulado.

Todos estos cambios son totalmente normales experimentarlos mientras estamos embarazadas, lo importante es saber que después de dar a luz, todo vuelve a la normalidad aunque ante cualquier anomalía, siempre hay que consultar al ginecólogo porque puede que tengamos algún problema durante o después del embarazo.

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